Sentada en mi escritorio, ejerciendo un cargo con un nombre bastante llamativo y trabajando para una empresa que caminaba sobre un plástico lleno de jabón, un día decidí establecer dos posibles alternativas para mi futuro que me motivaran a dar el siguiente paso en mi vida profesional.
Una de ellas era explorar otras alternativas laborales con mejores condiciones, pues en ese momento tenía a mi cargo buena parte del manejo de la empresa, pero las decisiones más determinantes aún estaban en manos de su dueño, que para ese momento al parecer tenía decidido invertir en todo menos en la empresa que le había dado todo lo que tenía.
Inicié entonces mi búsqueda discreta de nuevas oportunidades, dejando muy claro que nunca desatendí mis responsabilidades en la empresa, pues a pesar de todo y de mi inconformidad, ésta seguía siendo mi prioridad. Tras buscar y buscar, pude presentar algunas entrevistas como postulante para diversos cargos administrativos relacionados con mi profesión de Ingeniera Financiera, pero como es costumbre en la realidad de nuestro país, unas pocas entrevistas no eran suficientes para conseguir ser aceptada para ocupar alguna de esas vacantes. Además, para mi sorpresa y después de muchos años de no presentarme a un proceso de selección, me doy cuenta que nada había cambiado en estos procesos, todo seguía igual, los psicólogos continuaban haciendo las mismas preguntas, las pruebas seguían siendo las mismas y las metodologías de evaluación eran iguales que hacía ya casi 10 años. No lo podía creer, casi muero de decepción, pues como muchos otros nunca me he sentido cómoda con esos procesos ya que considero que sólo logran dar una percepción bastante alejada de la realidad teniendo presente que hay formas de manipularlas, no por nada hay tanto personaje carente de valores colados en cargos de buena oficina.
Como lo esperaba, no salí victoriosa de este reto que inicié, entonces sólo me quedaba optar por mi segunda alternativa, iniciar mi propia empresa. Alternando con mi trabajo inicié varios intentos de negocio, que iniciaban muy bien, pero al poco tiempo perdían el encanto para mí, era así como si se les acabara el polvillo mágico.
En el desempeño de mi cargo debía atender clientes, hacer visitas comerciales y de seguimiento, además de coordinar el área operativa. En ese ir y venir me di cuenta de las carencias que tienen las empresas, incluso las más grandes de tener profesionales con algunas formaciones específicas que ayudaran a proponer y a desarrollar proyectos que ayudaran a potencializar sus negocios, pues en ocasiones un solo proyecto requiere de no sólo de uno sino de varios profesionales con perfiles distintos lo que a las empresas les costaría demasiado en el caso de realizar contrataciones directas.
Es así como mi idea de empresa se empezaba a formar en mi cabeza, cada día era más fuerte mi convicción de trabajar por ello, lo que hacía necesario dedicarle mucho más tiempo y por ello sin un peso en el bolsillo pues contaría con tan sólo una precaria liquidación y el apoyo de mi familia presenté mi renuncia ante el gerente, dándoles un mes para la entrega de mi puesto para el que debieron contratar a 3 personas más.
Nace entonces +Alcance, una empresa dedicada a la integración de servicios que inició con un portafolio de 7 servicios y que al día de hoy cuenta 4 focalizados en las más grandes e importantes necesidades actuales: Industria 4.0, Estructuración de empresas, Ecosistema digital y Sistemas de Gestión.
Todo lo que das regresa a ti, por eso esfuérzate en dar siempre lo mejor
A veces las cosas no salen como esperamos, pero seguro es por que aún no es el momento.
Cada reto superado es un gran logro que merece ser reconocido.
No excluyas, aprende a identificar las fortalezas de los demás e inclúyelas en tu plan de trabajo.
Viviana Muñoz
Dir. General de +Alcance