También se aprende de quien hace las cosas mal.
Es común pensar que cuando crees haber hecho las cosas bien, todos a tu alrededor se van a inspirar en ti o que serás el ejemplo que los llevará a querer ser como tú. Pero lo que muy pocas veces pensamos, es que una de las cosas que más impacta nuestras vidas y las condiciones bajo las cuales marcamos nuestro camino, son aquellas cosas que tal vez no se hicieron bien, con o sin conocimiento de causa. Para ampliar esta idea al respecto, debemos tomar como ejemplo esas situaciones donde una familia altamente disfuncional, donde existen hijos que seguramente se ven directamente afectados por las conductas erradas de sus padres y que causan que sus proyectos de vida estén premeditados por estas conductas que causaron un alto impacto en su desarrollo y que cuando llegan a la vida adulta deciden aprender de esas cosas malas para no volver a repetirlas y cambiar el curso de su futuro. Es así como en medio de una sociedad hostil, si ponemos nuestro enfoque en aprender de las cosas no tan buenas, para tener claro que es lo que no se debe y por qué no se debe hacer, evitaríamos continuar justificándonos en la famosa frase de que “NADIE EXPERIMENTA POR CABEZA AJENA”. Como si para saber que las drogas son malas obligatoriamente tenga que drogarme; es decir tuve un tío drogadicto cuyo vicio lo llevó a una muerte trágica: pero eso para mí no fue suficiente para entender que era malo y tuve que tratar de vivir lo mismo para experimentarlo y después desear nunca haberlo hecho.
Con todo esto nos queremos referir a lo atentos que debemos estar también para aprender de aquello que consideramos no tan bueno, ser críticos analíticos de ello y buscar otras maneras para un mejor actuar. Recordemos lo mucho que estamos expuestos a las cosas negativas, pero también de que tenemos la capacidad de transformarlas en impactos positivos que podemos reflejar. Suminirnos en actitudes de víctima lo único que logra es volvernos aún más tristes en nuestro interior y opacar todo lo bueno que tiene nuestro ser, recuerda que aunque no nos demos cuenta, siempre estamos siendo el prototipo a seguir de alguien, el ejemplo de alguien y por eso debemos asegurarnos de que se lleve lo mejor de nosotros. Cuida tus pensamientos y mantente alerta ante las necedades verbales de los demás, pues las palabras en ocasiones perforan nuestra mente para mancharla y obligarnos a actuar ajenos a lo que verdaderamente somos.
Aprender de las cosas mal hechas es asegurarse de no repetirlas, por que de algún modo hemos sido testigos de sus consecuencias, esto nos permite superar las barreras de una manera más fácil y perceptiva.
Viviana Muñoz
Dir. General de +Alcance
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